domingo, 26 de enero de 2014

EL VIRUS DEL VIAJERO

Hoy he tenido una comida familiar con alguien que hacía mucho tiempo que no veía y que, aunque no son familia directa, siempre los he considerado como tales. Aunque a lo largo de la vida acabes queriendo de corazón a muchas personas, el tiempo y la rutina nos alejan muchas veces de ellos y cuando te das cuenta, pasan décadas hasta que no los vuelves a ver.
Hoy, a parte de reencontrarme con gente a la que quiero mucho, el encuentro a servido para revivir el virus viajero. Ya desde hace tiempo, comenté una vez que cuando empiezas a viajar de verdad, un virus maldito se introduce en tu cuerpo y nunca más te abandona. No hay cura para ello. Es el virus del viajero.
Con mis amigos, también viajeros, hemos estado intercambiando experiencias y aventuras de nuestros viajes, que han servido para alimentar aún más ese virus que llevo metido dentro desde hace tiempo.
Demostrado queda que viajar alimenta el alma. Por que viajando es cuando recibimos impactos en cada uno de los sentidos, cuando experimentamos otras vidas, otras formas de ver el mundo. Viajar enriquece. Viajar engrandece nuestro espíritu.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario